A cuartos con solvencia. 
Las noches de Copa, esa maravillosa competición que tantas y tantas alegrías han dado a la parroquia rojiblanca, volvía al Calderón y los de Diego Pablo Simeone saltaron convencidos a por el pase a cuartos de final. El empate a uno en Mestalla obligaba al Valencia a buscar el gol que le pusiese por delante en la eliminatoria y, desde el principio, trató de hacerse dueño del balón para tener controlada a la furia rojiblanca. Los de Simeone, inteligentes y bien posicionados en el campo, acometían la portería de Vicente Guaita con rápidas transiciones, algo imprecisas en los primeros compases del encuentro. Postiga sería el primero en probar fortuna pero su disparo salió por encima del travesaño de Courtois. La réplica, la puso Diego Costa, con un derechazo sin consecuencias tras una buena combinación del equipo en la frontal del área.

El frío que vestía las gradas del Calderón fue desapareciendo poco a poco y es que el equipo logró deshacerse de la presión valenciana embotellando al conjunto de Pizzi en su área. Sosa, que se mostró muy participativo en su debut, ponía en aprietos a la zaga ché con buenos centros desde la derecha bien pertrechados por Ricardo Costa y Mathieu. El Valencia quería pero no podía ante un Atlético que, bajo la batuta de Diego Costa, empezó a morder muy arriba dificultando la salida del balón rival. El ‘19’ rojiblanco comenzó a hacer de las suyas y en una internada por la izquierda tuvo el primer gol del choque con un disparo que despejó Barragán a córner.

Con el descanso al borde de la esquina, nuestros titanes se lanzaron en busca del primer gol del partido. Sosa y Juanfran combinaron bien por la banda, pero el centro al área del lateral no encontró rematador con el esférico paseándose por el área, situación que se repitió acto seguido con un centro de Godín, al que no pudo llegar Arda. El Valencia, algo desparecido ante el empuje atlético, también tuvo la suya en una acción aislada pero Courtois blocó con seguridad un peligroso disparo de Bernat. Así terminaría una primera parte disputada en el que orden y rigor táctico se impusieron al juego ofensivo de ambos equipos.

Poco cambio el discurso de nuestro equipo con la reanudación y, tras mucho insistir, el premio del gol llegaría gracias a un majestuoso cabezazo de Godín. Después de dos saques de esquina consecutivos, Gabi aprovechó el tercero con un centro certero al segundo palo para que el central uruguayo abriera la lata. A partir de entonces, el Atlético fue un vendaval imposible de parar. Raúl García estrelló un violento disparo de zurda en el palo de Guaita. Necesitados de marcar, el Valencia se estiró en ataques y dos buenos disparos de Postiga y Míchel encontraron a un mejor Courtois que evitó el tanto ché con dos enormes intervenciones.

El encuentro creció en ritmo y se volvió alocado con ambos equipos acechando continuamente la portería rival. Los amagos de Diego Costa desquiciaban una y otra vez a la defensa valenciana y, en una buena jugada del ariete rojiblanco, Tiago tuvo el segundo con un zurdazo que se marchó pegado a la cepa del poste. Poco después, Koke, que sustituyó a Sosa, y Diego Costa de cabeza, también probaron fortuna sin suerte de cara a gol. La ansiedad del Valencia se hacía evidente y el equipo de Pizzi multiplicó sus esfuerzos en ataque por las bandas pero la defensa rojiblanca se mostró, como de costumbre, imperial en cada una de las acciones valencianistas.

Los últimos minutos se caracterizaron por el dominio de balón che que buscaba el empate ante una ordenada defensa rojiblanca que no cedía ante las acometidas rivales. Diego Costa era el referente del equipo arriba y se mostró incansable intentando hacer fructíferas las contras colchoneras. Cristian Rodríguez avisó con una potente bolea que repelió a córner un Guaita que no pudo hacer nada para evitar el tanto de Raúl García que sentenció de córner igual que lo hizo en la ida. El partido acabó con un Valencia hundido y con el Atlético festejando el pase a cuartos de final de la Copa del Rey ante una afición que, de nuevo, volvió a estar de diez.